Si un día, amigos, oís la noticia de mi muerte
no venid a llorar sobre mi tumba.
Si acaso, sonreid por una vida
que nunca fué mía,
perfecta, rotunda, completamente mía.
Por una sucia vida que ofrecí a las gentes,
a esas gentes que pasan
y que se llevaron mis años, hora a hora,
sorbiendo el tiempo, sin saber que en cada instante
titila una gota de sangre.
Pues el tiempo es la misma sangre de la vida.
Organicé sonrisas y palabras amables,
y grupos fotogénios com sombras en almíbar,
y concordé banquetes y atendí al teléfono,
y acepté convites, que hacian para divertirse
com palabras inútiles y sanos disparates.
Se llevaron mi tiempo, hora tras hora,
para dejar a cambio
ni siquiera humo. Ni polvo. Ni siquiera sombra.
Ni nada.
La vida fué ramera, y hay quien vive
a ella duramente esclavizado.
Amigos, sonreid también por esa amarguíssima ramera,
devoradora, que acaso
pudo haber sido Vida de un hombre que dejó memoria.
Sonreid y rezad una oración:
Que las pindogas también merecen otra suerte.
Y acaso en el fondo invisible de las cosas,
no son más que pequeños instrumentos divinos.
(1952)
Adolfo Lizón
in DISCO ROJO Poesias (1960)
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Noticia sobre a morte de Adolfo Lizón publicada por APM em 18/03/11.
Fallece
Adolfo Lizón Gadea, Asociado de Honor de la APM
El periodista fue un destacado corresponsal en Lisboa y profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
A los 91 años de edad, falleció en la madrugada del 18 de marzo en Madrid, Adolfo Lizón Gadea, Asociado de Honor de la APM, entidad profesional en la que ingresó en 1951 y de la que era el socio número 11. La capilla ardiente estuvo instalada en el Tanatorio San Isidro (Madrid), donde se ofreció una misa, antes del traslado de sus restos mortales a su tierra natal, Orihuela (Alicante), para su incineración.
Nacido en 1919, Lizón fue autor de libros como "Historia de una sonrisa", "Gente de letras. Cuentos de la mala uva" y "Gabriel Miró y los de su tiempo", ente otros muchos. Según apuntó César González-Ruano en la primera de las obras citadas, poseía un "estilo concreto, rigurosamente de nuestro tiempo, en la crónica, y una personalidad humana interesante y viva, apasionada y caliente". Sobre Lizón dijo el académico Eugenio Montes en el mismo libro que su "inicial actitud literaria interponía, entre su subjetivo temblor y sus personajes, zanjas de ironía, en la que una voluntaria aspereza no conseguía, sin embargo, impedir floridas primaveras de ternura".
Asimismo, fue destacado corresponsal en Lisboa de distintos medios y profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Entre otros reconocimientos, fue nombrado Comendador de la Orden del Infante Don Enrique de Portugal.